En el artículo anterior, publicado el mes pasado, les hablé sobre mi amor por la luz, así como del camino que he recorrido hasta ahora; sin embargo, me falta compartirles y detallarles la forma en que me cambia la vida trabajar con ella día a día.
Para comenzar, quiero describir un poco qué es lo que hago.
En el mundo arquitectónico y de iluminación, soy conocida como “Lighting Designer” (LD), lo que literalmente se traduce en “Diseñadora de Iluminación”. Y sí, en términos generales, me dedico a diseñar la iluminación de un espacio, de cualquier tipo de espacio en realidad. Pero como LD hago mucho más que eso.
Al iniciar un proyecto es importante entender el espacio que se va a intervenir, pero más importante aún es comprender o hasta intuir lo que el cliente quiere y necesita. Necesidades que a veces, ni ellos saben que tienen.
Un LD tiene que ser capaz de mezclar tanto sus “dotes creativos” como sus habilidades técnicas, lo cual algunas veces resulta un reto porque no es tan fácil materializar algo tan intangible como la luz. Y no solo eso, el LD tiene que desarrollar la habilidad de plasmar una idea y traducirla en un lenguaje visual que sea claro para todos. Habilidad, que en lo personal, es de lo que más me ha costado trabajo.
La colaboración, desde el inicio, con los Arquitectos y Clientes del proyecto es esencial para nosotros, ya que el trabajo en equipo nos permite explorar soluciones integrales y lograr mejores resultados. También, utilizamos programas que nos ayudan a corroborar que nuestras ideas y diseños cumplen con las normativas lumínicas estipuladas, y muchas veces nos vemos inclusive en la necesidad de hacer pruebas en maquetas o en sitio para hacer factible lo que tenemos en la mente y crear así, una iluminación consiente.
La especificación de luminarias en cada proyecto es una de las prioridades. Como Lighting Designers, siempre buscamos recomendar productos con las características precisas para llevar a cabo los efectos lumínicos deseados. Es por eso que escoger qué luminaria poner es una decisión que tiene que ser bien estudiada.
En resumen, se tiene que lograr materializar una idea en una realidad eficiente y sostenible, utilizando diversas herramientas y pasando por un proceso que requiere adaptación y solución de problemas, lo cual es increíble.
Sin embargo, en este proceso, no todo es perfecto, hay varios retos a los que nos enfrentamos día a día dentro de los proyectos, como: el temido “presupuesto”, los obstáculos arquitectónicos del espacio o los cambios constantes de diseño.
A la par, también tenemos otros retos fuera de los proyectos, directamente en el mercado laboral.
Para algunas personas, los Lighting Designers son un lujo y no una necesidad. Representamos ese “lujo” que si pueden evitar… dejan de lado y sólo si el cliente lo solicita, nos invitan a colaborar.
Considero que no debería de ser así. He aprendido y confirmado que el Diseño de Iluminación es algo esencial para TODOS los proyectos, ya que la luz es un recurso primordial para CUALQUIER espacio. No sólo por que nos permite visualizar el entorno, sino porque resalta y enfatiza elementos clave y zonas en las que se realizará alguna actividad.
Los invito a todos a concientizar que el tener una buena iluminación no sólo cambiará el espacio, sino también la experiencia y la calidad de vida de quien lo habita o lo visita. Es importante entender que la luz es un recurso que necesita ser analizado en su totalidad para crear espacios sostenibles, útiles y sobre todo eficientes.
Para mí resulta motivador trabajar con todos los desafíos que mencioné anteriormente, además de que la versatilidad de los proyectos es un estímulo que me mantiene en movimiento día con día. Aunque sin duda, lo que más me inspira es ver como después de un proyecto lumínico, los clientes comprueban la importancia de éste y transforman su relación con el espacio.
¡La vida de un Lighting Designer es una sorpresa… cada día es diferente, cada problema es inesperado, cada solución es estudiada y cada proyecto es único!
Artículo por: María José Briseño